Este es un homenaje a quienes un día fueron niños y niñas rescatados del trabajo infantil, de entornos difíciles, de la desesperanza… y que hoy brillan como ejemplo de superación. Estas son las historias de algunos jóvenes brillantes que han pasado por Casa Esperanza. ¡Bienvenidos a ‘Sueños de Esperanza! 

¿Qué es Sueños de Esperanza?

“Sueños de Esperanza” es un proyecto narrativo y testimonial de la Fundación Casa Esperanza, que reúne las historias reales de jóvenes que pasaron por sus programas, superaron situaciones de riesgo social y trabajo infantil, y hoy son líderes, profesionales, estudiantes, deportistas y ciudadanos comprometidos con el cambio. Este proyecto busca visibilizar el impacto humano detrás de las cifras, inspirar a la sociedad y movilizar recursos para seguir protegiendo los derechos de miles de niños y niñas en Panamá.

Silver Santos - Casa Esperanza

1. La historia de Silver

Silver Santos llegó a Casa Esperanza como un adolescente alegre y brillante. Desde temprano mostró liderazgo, empatía y una pasión genuina por servir. Participó activamente en su centro de Samaría, y a los 18 años se convirtió en Maestro Asistente de Casa Esperanza. Luego, fue diagnosticado con una enfermedad terminal, pero eso no lo detuvo. Siguió enseñando, motivando, inspirando. Su sonrisa persistía incluso en los días más oscuros. Silver no solo superó diagnósticos: transformó a quienes lo rodeaban. Falleció en mayo de 2023, pero dejó una huella imborrable. Su vida fue un canto a la esperanza, y su legado sigue vivo en cada rincón de Casa Esperanza. Silver nos enseñó que aún con poco tiempo… se puede amar mucho, dejar un legado que perdure y cambiar vidas. 

2. La historia de Yoskary

Yoskary Yeishel Ortiz creció en el barrio de Curundú, en condiciones difíciles, donde la infancia se vivía entre la independencia forzada y la calle. Su llegada a Casa Esperanza fue como abrir la ventana a otro mundo: limpio, seguro y lleno de afecto. Participó en programas de danza, teatro, ciencia y fútbol. Descubrió su pasión por el dibujo y el arte escénico. Gracias al acompañamiento de educadores como la profesora Adis, Yoskary dejó atrás su rebeldía y construyó una nueva versión de sí misma: madura, respetuosa y enfocada. Hoy, sueña con ser azafata y seguir preparándose. Su relación con su madre ha sanado, y su autoestima floreció. Casa Esperanza le dio alas… y ella aprendió a volar. 

Yoskary Casa Esperanza
Melquisedec Casa Esperanza

3. La historia de Melquisedec

Melquisedec Josué James vivía una infancia de adultos. Después de la escuela, salía a vender agua en la ciudad junto a su padre. Su madre los había abandonado. A los 9 años, cargaba con más responsabilidad de la que podía. Casa Esperanza fue su salvación. Allí encontró afecto, orientación emocional y actividades que despertaron sus talentos: el teatro, la cocina, el deporte. Se describe como “medio psicólogo” porque aprendió a escuchar. Hoy estudia Operaciones en Logística y practica lanzamiento de disco. Ha aprendido a comprender a su padre, a cuidar su salud mental y a seguir soñando. Casa Esperanza le dio estructura, valores y el impulso que necesitaba. Hoy, Melquisedec camina firme hacia una vida mejor. 

4. La historia de Luisa

Luisa Palacio llegó a Casa Esperanza con 13 años. Recolectaba café, cuidaba niños, y trabajaba en vacaciones para ayudar a su familia. Creía que así era la vida. En la fundación encontró otra posibilidad: aprender, competir en deportes, participar en jornadas de emprendimiento. Empezó a confiar en sí misma, a sonreír más, a soñar. La relación con sus padres mejoró. Se reencontró con amigos que, como ella, ahora son profesionales. Hoy, Luisa quiere seguir aprendiendo, creciendo y ayudando a otros. Casa Esperanza le permitió encontrar su visión, impulso y esperanza.

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